Los que hemos mamado y aprendido lo que se llamó “El Sentido de Maravilla de Steven Spielberg” hemos desarrollado en nuestro subconsciente una vara de medir la Aventura y la Sorpresa cinematográfica que llevamos guardando en algún cajón polvoriento desde 1989.
La metimos ahí después de ver "Indiana Jones y la Ultima Cruzada", que digamos fue el símbolo del “declive” del estilo de cine de aventuras ingenuas pero ingeniosas con las que Spielberg se ha forjado su reputación.
"Super 8", como he leído en alguna crítica en
algún blog, no es simplemente “nostalgia por una época”, sino “nostalgia por UNA FORMA DE HACER CINE”: cine espectacular pero inteligible y visualmente estructurado.
Porque, lanzo una pregunta al aire: ¿qué tiene más mérito, filmar con la cámara metida en una batidora como Michael Bay, o grabar en plano general y echarle los HUEVOS de llenarlo con personajes que corren por su vida y otros elementos que aporten sensación de “algo REALMENTE gordo está pasando" como pasa cuando el ejercito dispara contra el monstruo en medio del pueblo?